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Fortaleciendo Vínculos y Entendiendo Realidades en la Frontera

En los últimos meses de 2023, el equipo de Migración y Desplazamiento Forzado de HIP ha visitado ciudades fronterizas al norte y sur de México para actualizar sus conocimientos sobre el contexto migratorio, así como para comprender las necesidades de las organizaciones locales (la mayoría siendo aliadas donatarias del programa) que acompañan a las personas en movimiento en la región. 

En el marco de estas visitas, el equipo ofreció sus relatos sobre la actualidad e impacto de la movilidad humana.

Reynosa, México - McAllen, Texas

Casa del Migrante en Reynosa, México.

La frontera entre México y Estados Unidos se ha convertido en un escenario donde cada vez más personas esperan cruzar a pesar de los riesgos de sufrir violencia, separación familiar y otras condiciones adversas. Son pocos los albergues y organizaciones que brindan protección y acompañamiento y las que sí siguen vigentes, enfrentan riesgos similares.  

En su tránsito por la región de Reynosa y McAllen, las personas migrantes son víctimas de violencia por parte de grupos del crimen organizado y abusos de autoridad. Escuchamos sobre casos de secuestros fuera de terminales de autobuses y otros delitos graves que quedan en la impunidad. Incluso compartieron testimonios de violencia extrema, desde quemaduras hasta abusos sexuales, lo cual deja a la población migrante en una situación de vulnerabilidad constante. 

La Casa del Migrante de Reynosa, liderada por Sor Carmen y Sor María, cuenta con un equipo valiente de Hermanas Vicentinas, apoyadas actualmente por Misioneros Redentoristass que han respondido al llamado de la diócesis de Matamoros para apoyar a las personas migrantes en Reynosa. Ellas reciben a las personas migrantes y buscan aliviar los abusos vividos brindándoles un lugar seguro con techo, ropa, alimento, atención médica, asesoría legal y psicológica. 

A pesar de los desafíos, su presencia ha sido crucial para el apoyo a las personas migrantes, pues se encargan de acompañarlas al hospital, a exámenes de laboratorio, y al puente de cruce migratorio, entre otras actividades necesarias. 

En el lado estadounidense la realidad no es menos indignante. Las organizaciones están saturadas y, aunque las políticas de "cero tolerancia" han sido cambiadas por otras, las separaciones familiares persisten. Las comunidades, la mayoría en áreas rurales y situaciones de pobreza, carecen de acceso a necesidades básicas como agua potable y ahora temen que aumentarán las persecuciones y detenciones arbitrarias. Por ejemplo, la ley SB4 en Texas es considerada racista y antiinmigrante porque otorga amplios poderes a la policía para solicitar información y detener a quienes no respondan, así como deportar a las personas sin debido proceso.  

Enfrentando estos constantes retos están organizaciones como The Young Center for Immigrant Children’s Rights quienes se encuentran luchando por la reunificación familiar y la restitución de derechos de niñas y niños. Asimismo, organizaciones como ARISE Adelante buscan construir comunidad y dignificar a las personas, pues se ha convertido en un faro de empoderamiento comunitario, ofreciendo más de 20 programas en cuatro centros con servicios directos en zonas rurales del condado. Su enfoque en la participación cívica destaca la importancia de reclamar derechos en un entorno donde la población no regularizada vive con miedo constante a ser deportada. 

Piedras Negras, México - Eagle Pass, Texas

Engañosamente tranquilo, el Río Bravo sirve como la frontera física que divide estas ciudades y esconde diversos peligros—desde las corrientes cambiantes y contenedores con alambres de púas hasta lanchas de la patrulla fronteriza vigilando el área. 

Por eso, cerca de esta frontera, la Casa del Migrante Frontera Digna, administrada por las hermanas Franciscanas de María Inmaculada, ha sido un refugio vital. Este espacio, anteriormente una escuela, atiende a la población migrante ofreciendo un respiro en medio de la incertidumbre.

Hermana Isabel y migrantes voluntarios sirviendo almuerzo en la Casa del Migrante Frontera Digna.

El flujo de personas es constante. La casa con capacidad para 100 personas se ha visto desbordada en tiempos de calor, llegando a albergar hasta 500 personas. En épocas de clima frío se busca asegurar que nadie tenga que pasar la noche al aire libre; sin embargo, las solicitudes siguen siendo abrumadoras.

Pero el espacio es mucho más que un refugio. Es un ecosistema en sí mismo, donde las hermanas católicas, trabajadores sociales, abogades y voluntaries migrantes se unen para ofrecer apoyo integral. Médicos Sin Fronteras brinda atención médica, migrantes voluntaries gestionan la entrada y salida, cocinan, sirven alimentos, limpian y organizan la distribución de ropa.

Las historias compartidas por las personas refugiadas en la Casa del Migrante revelan la complejidad de sus experiencias. Aun ante relatos sobre desplazamientos forzosos, violencia sexual, familias que perdieron seres queridos en el camino, cada historia está enmarcada dentro de una cruzada de incertidumbre y fe. Ante el refugio que intenta fomentar descanso y seguridad, muchos relataban esperanzas de un futuro mejor.

Tapachula, México - Tecún Umán, Guatemala

Mural en Tapachula, México.

Tapachula, la ciudad ubicada a escasos 20 kilómetros de la frontera con Guatemala, se erige como la puerta de entrada a México para numerosas personas que buscan refugio y seguridad desde diversos países de las Américas y extra continentales. En este crisol de movimientos migratorios, organizaciones como Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova y Una Mano Amiga en la Lucha Contra El Sida (UMA), desempeñan un papel esencial en el acompañamiento y la atención a la población en movimiento. 

Los flujos migratorios han experimentado un incremento fuerte y diversificación, los albergues de la ciudad son insuficientes y hay un número significativo de personas en situación de calle, desprovista de un lugar donde resguardarse. Las organizaciones consideran que las políticas tanto mexicanas como estadounidenses han propiciado la desprotección que se observa, entre otras, en la formación de campamentos informales y precarios. 

Las historias de las personas migrantes en esta frontera revelan experiencias de violencia desde sus países de origen y en su travesía por Centroamérica y México. En Guatemala, el abuso policial se ha vuelto una constante, y en México, el temor a caer en manos de grupos criminales que extorsionan y violentan a las mujeres se ha convertido en una realidad palpable.

CDH Fray Matías de Córdova y UMA, ambas con más de 25 años de servicio en Tapachula, han brindado apoyo psicojurídico y atención especializada en salud sexual y VIH y sida, respectivamente. Sin embargo, ante la abrumadora demanda, el personal de estas organizaciones enfrentan fatiga y desgaste. Estas organizaciones se adaptan continuamente al complejo contexto y anticipan que los desafíos persistirán. 

Realidad de la movilidad humana en las fronteras

Niños pintando en la Casa del Migrante Frontera Digna en Piedras Negras, México.

Estas fronteras son testigo de historias complejas y desafiantes, pero también de la resiliencia y humanidad que persisten en medio de la adversidad. Tanto en el sur, como en el norte, podemos encontrar que las poblaciones en movimiento se enfrentan a constantes vulneraciones a sus derechos humanos, ya sea por parte de las fuerzas estatales y sus políticas migratorias deshumanizantes, o por parte de grupos del crimen organizado. 

Ante este contexto, organizaciones como la Casa del Migrante Reynosa, ARISE Adelante, The Young Center for Immigrant Children’s Rights, Casa del Migrante Frontera Digna, CDH Fray Matías, Una Mano Amiga en la Lucha Contra El Sida (UMA) y muchas otras, son entes claves que continúan defendiendo el derecho de las personas a circular libremente y a elegir dónde vivir. Estas organizaciones otorgan espacios seguros, asesoría legal, psicológica, techo, alimento y vestido para apaciguar el camino de las personas en movimiento, así como para hacer posible que vivan dignamente donde elijan asentarse.

En cada visita, se destacó la vital importancia de mantener una coordinación eficaz entre organizaciones de base y filantropía. Estas relaciones no solo son clave, sino fundamentales para tejer un lazo de humanidad que trascienda y una todas las fronteras. Los fondos flexibles y sostenibles provenientes de donaciones, como los proporcionados a través de HIP, desempeñan un papel crucial al respaldar las operaciones y brindar apoyo vital a las personas en movimiento.