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Ver el poder de la acción colectiva en el 8M

Al reflexionar sobre mi reciente visita a la oficina de HIP en México, me conmueve el profundo compromiso y propósito que nuestro corazón colectivo compartió conmigo durante mi visita. El 8 de marzo es importante a nivel mundial, pero estar con mis colegas de HIP en la segunda ciudad más grande de América Latina, abrazada por un mar morado y consignas pidiendo justicia, me movió.

Fui testigo de una experiencia del poder de la acción colectiva.

Antes de dirigirnos a la marcha, nuestro equipo se reunió con nuestras aliades, CAFEMIN (Casa de Acogida y Formación para Mujeres y Familias Migrantes) and Brigada Callejera Apoyo a la Mujer Elisa Martínez A.C. Mis colegas fueron intencionales al darle forma a nuestro día de esta manera. Querían que viviera el 8M como un día con y para nuestra comunidad.

Comenzamos con CAFEMIN, una aliade de nuestro programa de Migración y Desplazamiento Forzado. Es un refugio dirigido por las hermanas Josefinas que da refugio a cientos de mujeres y familias migrantes y trabajan para defender sus derechos humanos. Los adolescentes y niños que vimos jugar me hicieron pensar en mi propia hija y en cómo haría cualquier cosa para protegerla. Me consoló ver cuán integrales fueron en brindar acceso a asistencia legal, asesoramiento psicológico, educación, trabajadores sociales e integración comunitaria, al mismo tiempo que creaban un refugio seguro para las personas en movimiento.

Encuentro con CAFEMIN (Casa de Albergue y Capacitación para Mujeres y Familias Migrantes)

Luego nos dirigimos a Brigada Callejera, una aliada de nuestro programa de Equidad de Género. Esta organización sin fines de lucro ha estado activa durante más de 25 años trabajando para apoyar y proteger el bienestar de las mujeres cis y trans que se dedican al trabajo sexual. Proporcionan recursos para la prevención del VIH, abordan la discriminación y abogan por la prevención y el fin de la trata de personas y la protección de la vida de las mujeres trans debido al aumento de los transfeminicidios en México.

El espíritu de cada reunión fue inspirador: vi con mis propios ojos el impacto de HIP en nuestras comunidades. Su determinación de apoyarse mutuamente fue un verdadero sistema matriarcal que interconectó las fortalezas de los miembros de la comunidad para abordar las necesidades de los más vulnerables.

Foto grupal con líderes de Brigada Callejera Apoyo a la Mujer Elisa Martínez A.C

Cuando nos dirigimos a la marcha, comencé a notar el mar de morado, tanto de personas como de jacarandás, que también florecen en morado. El color saturado parecía un reflejo de la energía y las emociones de la marcha misma. Mientras nos sumergíamos, las vibraciones estaban teñidas tanto de esperanza como de dolor. Fue como si el movimiento nos abrazara, se tragara en una sola voz que camina por la justicia.

Fue a la vez difícil y hermoso ser testigo de un movimiento intergeneracional liderado por tantos jóvenes y sostenido por generaciones de mujeres que han sido silenciadas. Esta marcha ha crecido como reflejo de las experiencias y el aumento de la violencia.

En la marcha estuvieron presentes mujeres, niñas y personas de todas edades e identidades. Algunas contingencias representaron a trabajadoras sexuales, obreras, familias trabajadoras, mujeres trans, personas desaparecidas y asesinadas, el movimiento antirracista, el movimiento para pedir un alto el fuego en Palestina y muchos más. Esas frecuencias chocaron con consignas de protección y promesas de justicia que se derramaron en la profunda canción unificadora,Canción Sin Miedo by Vivir Quintana.

Cada voz añadió profundidad a nuestra comprensión colectiva: que nuestro trabajo está lejos de terminar.

Al final, la marcha es sólo la expresión de ese único día. Pero el trabajo que hacen las mujeres, las organizaciones y algunas instituciones se realiza todos los días.

La lucha por la equidad de género exige que reafirmemos nuestro compromiso de solidaridad con las organizaciones que están en el centro de este movimiento. La filantropía debe catalizar el cambio, empoderar a las organizaciones de la sociedad civil y fomentar un futuro más justo y equitativo donde las mujeres, niñas y mujeres trans y personas nonbinarias puedan vivir libres de violencia, discriminación y desigualdad.